Richard Hammond siente el miedo

No es casualidad que algunos coches tengan una apariencia aterradora. Hay algunos trucos muy específicos que los diseñadores añaden a sus creaciones para sugerir agresión y actitud, dando una sensación de poder brutal y primitivo. No sé cuales son esos trucos exactamente, ni sé como sentarme delante de un programa de creación de gráficos y diseñar un superdeportivo amenazador, de igual manera que no podría sino mandar directo al desguace un Murciélago LP670-4 SV si intentara ponerlo al límite en Nurburgring. Pero sé que estos trucos existen, igual que lo sabemos todos. Y creo que incluyen cosas como esas enormes tomas de aire que parecen que quieren engullirnos y que sugieren un hambre insaciable, así como esos pasos de rueda gigantescos que ocultan las enormes ruedas traseras, mientras que la cintura del coche es mucho más estrecha, dando la sensación de que así mantiene a raya el demonio que lleva dentro.

Lamborghini Murciélago LP670-4 SV

Son trucos, por supuesto: el superdeportivo más amenazador podría haberse diseñado para parecer tan inofensivo como una cría de delfín, y seguir funcionando a la perfección. Pero siempre caemos víctimas de esos trucos, nos vemos hipnotizados por una cara de odio y unas cuantas líneas rectas que cortan curvas musculosas.

Cuando me subí en el Murciélago LP670-4 SV que conduje el año pasado, lo hice con la misma confianza que tendría una cabra al ir a tocarle las pelotas a un T. Rex. Al encenderlo, cerré mis ojos y me puse a rezar en silencio. Si algo salía mal sería muy caro, bastante peligro y sobre todo, enormemente avergonzante. En apenas unos segundos el miedo se convirtió en respeto, y después en entusiasmo. Allí estaba pisando a fondo el acelerador, peleando con el volante y tirándolo a las curvas con alegre abandono, perdido en un mundo de equilibrio, potencia, control y un ruido ensordecedor.

Si se le suavizaran un par de entradas de aire, redondearan un par de esquinas y una o dos líneas rectas, me hubiera subido al Murciélago jugueteando con las llaves, sin esa sensación de temor al acercame a algo que parece que se va a levantar y arrancarme la cabeza de cuajo. Pero no creo que todos estos trucos de los que hablo estén ahí solo para que sus afortunados dueños puedan impresionar a los simples mortales: creo que en el fondo, los conductores queremos pasar miedo.

Yo sé que quiero pasar miedo. He pasado mucho miedo en algunos de los coches que han pasado por TopGear, muchas veces antes incluso de subirme a ellos. Es una sensación bastante cruel: estar tumbado en la cama de algún hotel barato sabiendo que al día siguiente tengo que acudir a una pista de carreras donde tendré que meter mi culo en algo que, con toda seguridad, habrá acabado conmigo antes incluso de poner la llave en el contacto. He pasado por estados de agitación en los que no podía dejar de sudar pensando en que el coche de turno, como el Renault de Formula 1 que conduje hace unos años, estaba esperándome, pensando en lo que me iba a hacer por la mañana. Y nada de lo que me fuera a hacer iba a ser divertido. O indoloro.

Por supuesto, en una ocasión en particular un maldito cacharro me atacó e intentó acabar conmigo. La noche que pasé antes de conducir cierto coche propulsado por una turbina en 2006 tengo que admitir que fue muy larga, algo así como 86 horas mirando fijamente al techo, imaginando lo que podía ser atarme a una turbina y ponerme a velocidades que se escriben con números de tres cifras, siendo el primero mayor que 2 (y que 3). En aquel momento, entre todos los ruidos y los mandos desconocidos y el terror, sentí algo realmente maravilloso, cautivador, y el mayor subidón de adrenalina que jamás he experimentado. Y no fue solo por la velocidad: fue la sensación de alcanzar mis límites lo que me hizo sentirme más vivo, más en contacto con lo que es tener un corazón latiendo en el pecho y un montón de neuronas conectando dentro de mi cabeza de lo que jamás había sentido.

Y después de esto me desperté en la cama de un hospital convencido de que estaba en una fiesta y de que mi mujer era francesa. Sí, aquello salió mal. Y no, no volvería a conducir un coche como aquel. Pero, y esto es lo principal, si que volvería a azuzar a otro monstruo como ese. Y lo he hecho muchas, muchas veces desde entonces: me subí en pleno desierto en un Bowler Nemesis que parecía que iba a abrir un ojo y me iba a devorar de un bocado. También atrevesé a toda velocidad las llanuras saladas de Bonneville. Esta mañana mismo, he rodado unas cien millas a lo largo de enrevesadas carreteras a bordo de una Suzuki Hayabusa que podría, en manos de un profesional, llevarme a la luna. Y este mes me subí a un helicóptero, lo encendí y me elevé al cielo sin la ayuda de nadie por primera vez en mi vida.

La Suzuki Hayabusa de la que habla Richard Hammond

Eso es lo que me pasa, me gusta estar asustado... a todos nos gusta que nos asusten. Somos felices mientras en nuestra imaginación nos acechan siniestros monstruos de cuatro ruedas que quieren maltratarnos: son los nidos de avispas a los que nos acercábamos con un palo cuando éramos niños. Esto no es como pasear un perro peligroso con una cadena para impresionar a otros miembros de nuestro grupo. Es ver quien tiene cojones como para meterse en la jaula de ese perro y ponerse en su piel. Y después poder salir para contarlo.

Fuente original: Top Gear
Traducción libre de un servidor

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Temporada 15, episodio 5

Quinto programa de la temporada, y he de reconocer que ha sido uno de lo más intensos en mucho tiempo. Para empezar, Richard "Herring" viaja hasta la estación sueca de Riksgränsen para probar el nuevo VW Touareg, y de paso, probar el de Carlos Sáinz mientras intenta vencer en una carrera a dos especialistas en motos de nieve, Daniel Bodin y Dan Lang. Como curiosidad, Lang sería, además, supuestamente, el primo noruego de the Stig que apareció en los Juegos Olímpicos de Invierno de Top Gear que se emitieron hace unos años.

Tras una entretenida sección de noticias, en la que el trío calavera discute sobre la utilidad del burka, James May volverá a ponerse a los mandos de un Veyron con el fin de quitarse de encima (otra vez) el mote de Captain Slow. Y qué mejor que hacerlo en la última versión del monstruo de Buggati, el Veyron Super Sport, con sus 1200 caballos y una velocidad máxima de 430 km/h.

Tras esta demostración de poderío, dos invitados muy especiales visitan el plató en SIARPC: Tom Cruise y Cameron Diaz, que se demostrarán muy rápidos a bordo del Kia Cee'd.

Para terminar, una pequeña joya para conmemorar que este año hubiera sido el 50 cumpleaños de el que para muchos es el mejor piloto de F1 de la historia, el brasileño Ayrton Senna. Jeremy Clarkson se olvidará en esta ocasión de su faceta más burlona y recupera de la mano de algunos pilotos actuales y de algunos coetáneos del genio brasileño algunas inolvidables imágenes que nos recuerdan el gran piloto que fue Senna.

Como siempre, podéis ver el capítulo a continuación, subtitulado al castellano, cortesía de McDrifter.



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Cómo reconocer a the Stig

Según publica el diario británico the Sun, la BBC está investigando a una serie de impostores que han sido vistos en el noroeste de Inglaterra haciendose pasar por un equipo de grabación de Top Gear, the Stig incluido. Según relata un tal Martin Perzylo, yendo en su coche se topó con lo que suponía era un convoy del programa, encabezado por el supuesto Stig, a los mandos de un Porsche, y un equipo de grabación a bordo de un Range Rover con pegatinas del programa.

En determinado momento, el convoy se detuvo y el señor Perzylo pudo hacerse una foto con el supuesto Stig, e incluso estuvo a punto de verle la cara de no ser por la rápida intervención de uno de los "guardaespaldas" que acompañaban al supuesto piloto domesticado de Top Gear.

El caso es que, como se puede apreciar en la imagen de la derecha, el Stig con el que se encontró este hombre no da el pego. Pero por si acaso a primera vista no conseguimos diferenciarlos, desde la web de Top Gear nos dan los siguientes consejos para que no nos engañen con imitaciones:

1. ¿Es el sospechoso igual de alto que un niño pequeño?

Si el sospechoso es aproximadamente igual de alto que un niño pequeño, es muy posible que no sea the Stig. The Stig no es tan bajito. A no ser que lo estés mirando desde muy muy lejos...

2. ¿El mono que lleva el sospechoso es como el de the Stig?
Si el mono de carreras del sospechoso parece diferente del que lleva el auténtico, es muy posible que no sea the Stig. El mono de the Stig es muy parecido al que lleva the Stig.

3. ¿Te lo has encontrado en una estación de servicio al noroeste de Inglaterra?
Si te encuentras en una estación de servicio al noroeste de Inglaterra, tienes muchos números de que no te hayas encontrado a the Stig. The Stig raramente visita estaciones de servicios en esa zona del país. Hay quien dice que es por razones religiosas.

4. ¿Te echa para atrás el inconfundible olor a carne de caballo cruda y aceite de motor caliente?
Si el sospechoso suda con el típico olor humano -sudor, chocolate, Axe Marine- es muy posible que no sea the Stig. El olor de the Stig es único, inolvidable y ligeramente desgarrador.

5. ¿Te encuentras sobreexcitado y algo corto de espíritu crítico, quizás como resultado de un golpe de calor?
Si has pasado recientemente mucho tiempo al aire libre durante la última ola de calor, es posible que confundas a alguien que no se parece mucho a the Stig con el auténtico. Si éste es el caso, túmbate un rato en una habitación oscura.

En fin, yo creo que con estos consejos ya nadie debería confundiar a un impostor con el auténtico the Stig, ¿no?

Fuente: Top Gear

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Temporada 15, episodio 4

Superamos el ecuador de esta decimoquinta temporada con un programa que contiene, en mi opinión, un reto que se convertirá con el tiempo en uno de los clásicos del programa. Pero empecemos por el principio, y el principio es una comparativa entre dos de los descapotables más prestacionales que existen: Audi R8 V10 Spyder vs Porsche 911 Turbo Cabriolet.

En la sección de noticias, nos enteraremos de porqué Jeremy Clarkson animaba a la selección holandesa durante la pasada final del mundial, y visitará el programa el actor Andy García, que mostrará sus habilidades al volante del Kia Cee'd en SIARPC.

Como plato fuerte, el reto del que hablaba al principio. Cada uno de los tres presentadores tendrán que hacerse su motorhome, y como de costumbre, superar una serie de pruebas. Entre esas pruebas, deberán mostrar la habitabilidad de sus creaciones de diferentes maneras, mientras hacen unas pequeñas vacaciones, clases de surf incluidas.

Como acostumbramos, tenéis este episodio de Top Gear para verlo aquí abajo, con subtítulos en castellano cortesía de McDrifter.



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Por la boca muere el pez

A estas alturas, calificar a Jeremy Clarkson de "bocazas" creo que no es nada aventurado. Además, normalmente decir lo primero que se le viene a la cabeza no suele tener consecuencias, pero en una ocasión en particular no fue así, y esto tuvo consecuencias desagradables para Jezza.

Os pongo en antecedentes: durante la cuarta temporada de Top Gear (año 2004), en un segmento de noticias, apareció la imagen del prototipo de lo que más adelante sería la tercera generación del Opel/Vauxhall Astra, y que tenía este aspecto.


Dada la mala relación que Jeremy siempre ha tenido con los coches de la marca alemana (Vauxhall en el Reino Unido), éste no dudo en hacer una promesa: se comería su propio pelo si el modelo final se parecía en algo al prototipo. Y así quedó la cosa, hasta que la tercera generación del Astra apareció en el mercado, y bueno, Jeremy tuvo que cumplir lo prometido...



Mmm, que rico...

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Temporada 15, episodio 3

Con la resaca de la final del mundial llega la tercera entrega de esta temporada de TopGear, que se emitió a la misma hora que ésta (así que como Jeremy comenta varias veces, quizás hoy alguien lo vea, porque lo que fue ayer...)

Para empezar, Jeremy, Richard y James tratarán de dilucidar qué superdeportivo de cuatro plazas es el mejor actualmente. Los candidatos: el Aston Martin Rapide, el Porsche Panamera Turbo y el Maserati Quattroporte. Como de costumbre, los métodos para compararlos combinarán las típicas pruebas mecánicas, como una carrera de cuarto de milla o comparar los tiempos obtenidos en un improvisado circuito, con otras un poco menos ortodoxas, como ver cual sirve mejor para transportar a los invitados de una boda.

Tras la habitual sección de noticias, el Hamster tratará de realizar otra comparación que, desde mi punto de vista, no tiene mucho sentido: ¿es el nuevo Chevrolet Camaro un rival equiparable al Mercedes-Benz E63 AMG ?

Además, doble ración de SIARPC: en primer lugar, el piloto brasileño Rubens Barrichello se pondrá a los mandos del vetusto Suzuki Liana, y posteriormente el actor Rupert Grint, uno de los protagonistas de la saga de Harry Potter, visitarán el plató de Top Gear.

Como siempre, podéis ver el capítulo subtitulado, cortersía del blog McDrifter a continuación.




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TG en GT5

O lo que es lo mismo, la pista de Top Gear, en el videojuego Gran Turismo 5.

Después de una larga espera, el próximo 5 de noviembre se lanza al mercado la última versión de la saga de videojuegos de conducción por excelencia, Gran Turismo, y como ya era sabido, la pista de pruebas de Top Gear estará entre los circuitos disponibles, junto a clásicos como Daytona International Speedway, Indianapolis Motor Speedway, Nürburgring Nordschleife, Tsukuba Circuit, a lo que se añaden dos nuevos circuitos urbanos situados en las ciudades de Roma y Madrid. Podéis ver a continuación el trailer oficial, en el que, a partir del minuto 1:00 podréis ver a the Stig haciendo diabluras en la pista de Top Gear.



Como el trailer podría ser un tanto engañoso, durante la presentación del GT5 en la pasada E3 celebrada en los Ángeles, hubo quien pudo deleitarse jugando en la pista, fiel reproducción de la original, como no podía ser menos.



Yo ya sé lo que quiero que me traigan los reyes estas navidades...

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Temporada 15, episodio 2

Segundo episodio de la temporada, y en esta ocasión el programa se centra en otro de los ya clásicos retos de coches baratos. En concreto Jeremy, Richard y James deberán agenciarse con una berlina que también se pueda desenvolver sin problemas en una sesión en circuito, y lo deberán hacer por menos de 5000 libras. Las elecciones que hicieron fueron bastante previsibles -Richard fue a por lo que parecía un valor seguro, al hacerse con un BMW M3 de segunda generación, mientras que James elegiría un Mercedes-Benz 190E 2.3-16 "Cosworth"-, a excepción de la de Jeremy, quien optaría por un Ford Sierra Cosworth.

Una vez elegidos los protagonistas del duelo, han recibido una serie de retos que llevarán a cabo en Alemania: partiendo de Berlín, probarán la velocidad máxima de sus monturas en las Autobahn, una banda típica alemana probará lo espaciosos que son los coches, además de pasar una revisión de la ADAC alemana y visitar el circuito EuroSpeedway Lausitz, donde el primo alemán del Stig pondrá al límite las tres berlinas protagonistas. Además, Jeremy, Richard y James colgaron vídeos en YouTube como parte del reto, mostrando sus evoluciones en el circuito alemán.

El vídeo que colgó de Jeremy.



El de James.



Y unas cuantas barras de Richard...



Además, James prueba dos de las últimas creaciones de Porsche -el 911 Sport Classic y el nuevo Boxster Spyder-, veremos la habitual sección de noticias, y en SIARPC Jeremy se enfrentará políticamente con el estratega de Tony Blair, Alastair Campbell.

Como de costumbre, podéis ver el capítulo completo a continuación (en versión original subtitulada, gracias a McDrifter):



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Clarkson y la gasolina

Como tengo una hija adolescente, la televisión de mi casa está siempre puesta en una canal musical en la que una selección de furiosos jóvenes en estupidos pantalones urge a sus seguidores a dedicarse a la jardinería. Es un no parar de instrucciones acerca de "matar al cerdo" y "pasar la azada".

El caso es que por alguna extraña razón, hay muy poca jardinería en los videos musicales, y sí montones de coches. Pero hay algo en lo que me he fijado: estos tipos de los enormes pantalones de jardinero conducen a velocidades ridiculamente bajas. Más despacio incluso que Percy Thrower, quien, por supuesto, está ya muerto.

Esto es algo que me incomoda. Cuando yo era joven no existían los videos musicales, pero estoy bastante seguro que si Led Zeppelin hubiera hecho uno, y se hubieran decidido a sacar un coche - lo que no es fácil que pasara- seguro que no hubieran ido a 20 km/h.

Las verdaderas estrellas del rock, aquellas que sabían tocar un instrumento y tal, se compraban Ferraris que conducian a velocidades de vértigo, hasta terminar sumergidos en una piscina. Y lo mismo pasaba con los grandes del cine. James Dean no iba a 20 por hora cuando se mató. Y Steve McQueen no iba de paseo por las calles de San Francisco en su Mustang. Más bien volaba. Literalmente. La velocidad molaba. La velocidad funcionaba.


Cuando era chaval, todos queríamos conducir a toda leche. Conducir deprisa y tirar de freno de mano y picar ruedas al salir de los semáforos: ninguna de estas cosas te aseguraban el corazón de una mujer, pero sabíamos por la forma en que se reían por lo bajo cuando pasabamos a toda hostia que les gustábamos por eso. Creían que éramos hombres de verdad, así que ibamos a toda hostia hasta que nos estrellábamos.

Y es que la velocidad máxima de un coche lo era todo. Todos teníamos un amigo llamado Kev con un Fiesta que se ponía a 250 km/h. Todos teníamos historias sobre como nos pasábamos por la piedra a Porsches 911 turbo. Y los semáforos no eran herramientas para regular el tráfico, si no que eran señales de salida. Rojo: acelerar. Ámbar: acelerar un poco más. Verde: soltar el embrague. En mi cabeza, eso era lo que decía el código de circulación en aquellos tiempos.

La primera vez que me paró la policía por exceso de volocidad -y esto pasaba muy a menudo -, me avergonzó tanto que solo fuera a 140 km/h que les dije a mis amigos que iba a 2oo. E incluso entonces no les impresioné lo más mínimos, porque como ya os he comentado, todos teníamos un amigo que podía poner su Fiesta a 250.

Ahora, en este punto, seguramente estéis esperando a que conmine a la gente joven a dejar en casa la bicicleta y el chaleco reflectante, y se busquen un coche. Pero me temo que esto no tiene ya sentido. Básicamente porque es imposible.

Y no es por una cuestión de seguridad lo que les frena. La gente joven no está programada para ir despacio pudiendo ir a toda velocidad. Y tampoco es por el modelo de juventud que ven en la MTV, o como se llame ahora. Si los jóvenes escucharan lo que en la MTV les dicen, ahora estarían en el jardín de atrás, llevando los cerdos al mercado y quitando las malas hierbas del césped, y no lo están haciendo.

Tampoco es la inacabable cruzada del gobierno contra la velocidad, ni que Al Gore les esté persiguiendo para convencerles de que el hielo en los polos se esté fundiendo, porque, por si no lo sabíais, la cantidad de hielo en los polos se ha incrementado bastante durante el último año.

No. La verdadera razón por la que los chavales que salen en los vídeos -y también los del Mundo Real- no conducen más deprisa es porque, al precio que está la gasolina, simplemente es demasiado caro.

Y no solo es para la gente joven. En la Formula 1 los pilotos van más despacio - o eso dicen - para cuidar sus neumáticos. Pero eso es una tontería: en realidad no van más deprisa porque Vodafone no podría pagar la factura de la gasolina. Otro ejemplo: el productor de TopGear nos llevó hace poco con unos Range Rover turbo a los Alpes a dar una vuelta, y ahora la BBC está en bancarrota por culpa de la sed de los V8.

Sé lo suficiente sobre economía para saber que existe una cosa llamada inflación, pero la realidad es que la inflación no es la única razón por la que antes me costaba llenar el depósito de mi coche 5€, y ahora me cueste 120€. Ir y volver a Londres en mi Mercedes me cuesta unas 100 libras. Eso son 500 libras a la semana. Y 25000 al año, lo que supera el salario medio anual en el Reino Unido.

Es por eso que la gente joven ahora conduce despacio. Porque aunque tienen toda la música del mundo gratis, no pueden descargarse crema para las espinillas, ni vodka, y simplemente no tienen suficiente dinero para quemar un litro de gasolina picando rueda al salir de un semáforo.

Siendo honesto, supongo que no es solo un problema de la juventud. Lo mismo se podría aplicar a los pensionistas y las familias. A todos, menos a Elton John. Conducir rápido ya no es un rito iniciatorio. Es solo un lujo que muy pocos se pueden permitir, y creo que va siendo hora de que los fabricantes se pongan las pilas para solucionar este problema.

Muchos dirán que ya lo están haciendo. Mercedes se ha aliado con Renault y Nissan para trabajar en una nueva gama de coches pequeños. También se están metiendo con calzador baterías en los bajos de los Mini, y todas las marcas están ocupadas desarrollando nuevos modelos híbridos. Pero se están olvidando de una cosa: parece como si estuvieran igualando el precio del coche con lo que cuesta mantenerlo, y ambas cosas no tienen porque ir de la mano.

No me importa comprarme un coche caro, pero si que me importa ir a echar gasolina y ver como al pasar la tarjeta de crédito para pagar mi cuenta se va a cero por algo que ni siquiera veo. Por eso me viene a la mente el pensamiento de que quizás alguien en la industria automovilística podría resucitar el viejo Renault 5 Monaco.

Como os podéis imaginar, siendo un Renault 5, se trataba de un coche pequeño y económico, pero dentro estaba equipado con elevalunas eléctricos -lo que era bastante raro en su momento-, dirección asistida, unos magníficos asientos de cuero y un sistema de sonido bastante decente. Era, en otras palabras, un pequeño coche de lujo. ¿No pueden hacer algo así ahora?

Cuando los fabricantes de coches piensan en coches pequeños, piensan en coches baratos. Por lo tanto, les ponen ruedas de bicicleta, suspensiones hechas de hojalata y los paneles interiores parecen que estén pegados con chicle en lugar de estar atornillados. ¿Pero qué pasaría si, por ejemplo, Mercedes utilizase los mismos métodos de fabricación que utiliza para el clase S en un Smart?

¿Sería el Aston Martin Cygnet la respuesta a las plegarias de Jezza?

Estoy seguro que, por supuesto, si tuviera un control de crucero via radar, manos libres, un sistema de sonido Bang and Olufsen y unos asientos como Dios manda, sería bastante caro. Y dirían que nadie se gastaría 5oooo€ en comprarse un Smart. ¿Pero por qué no?

Yo no quiero un coche particularmente grande. No necesito que tenga una talla mínima, y tampoco me gustan mucho pagar las facturas de la gasolina. Pero no quiero comprarme un coche pequeño ahora mismo porque todos son como la coca-cola de las marcas blancas: vagas imitaciones de la verdadera. Lo que me gustaría, y creo que no soy el único, es un coche pequeño y económico que esté equipado como una berlina de representación. Un VW Phaeton comprimido en la carrocería de un Golf. O un Freelander con todo el equipamiento de un Range Rover. O mejor aún: un Fiat 500 que se comporte como un Maserati Quattroporte.

No creo que esto sea algo imposible, y seguramente los márgenes de beneficio que obtendrían los fabricante serían bastante grandes, de forma que ganarían dinero. Y ahorraríamos a la hora de repostar. Supongo que esto es lo que ganas cuando cumples 50, como yo hice el mes pasado: visión, y sabiduría

Fuente: Top Gear
Traducción libre de un servidor

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